Imagina un debate acalorado en el corazón de una galería virtual, donde los defensores de la IA se enfrentan a los tradicionalistas del arte humano. Por un lado, están aquellos que argumentan que los algoritmos son los verdaderos genios, capaces de procesar datos y tendencias para producir resultados innovadores. Por otro lado, están los puristas del arte, quienes sostienen que la esencia de la creatividad reside en el alma humana y su capacidad para experimentar emociones y narrar historias a través del arte.